Estimado visitante de esta página: Para nadie es un misterio que las buenas maneras y urbanidad son disciplinas en lamentable retirada, especialmente para quienes piensan que la modernidad va de la mano con la vulgaridad hacia nosotros mismos y nuestros semejantes. Desde quien suelta una puerta de batiente sin mirar quién viene detrás en una estación del metro o un banco (con el consecuente golpe al inocente usuario distraído), pasando por el admirador de los sonidos provenientes de su humana fisiología, muchos son los responsables de que Manuel Antonio Carreño y su Manual de Urbanidad estén siendo olvidados, por moros y cristianos. ¿Revivámoslos? |
Y por favor... saludemos a los demás. El permanecer indiferentes, mirando hacia otro lado o al piso no habla mal de nadie más que de nosotros mismos.
...Ah, se me olvidaba... El caballero aún cede el asiento y la dama agradece el gesto, y ambos erradican la grosería del vocabulario, aunque usted no lo crea. Hasta la próxima... |